jueves, 29 de diciembre de 2011

Un día que olvidar...

Como de un día a otro todo puede cambiar, para bien o para mal los cambios son buenos, pese a todo lo que venga, el cambio es la señal del desarrollo, a mi me pasó un día de esos...

Tan solo las cosas no han sido como esperaba, el trabajo, mis clases y mis nuevos desafíos, empecé aquel día dejando atrás aquel pasado de derrotas, embarcándome a mi nuevo desafío, lleno de entusiasmo con esa gota de incertidumbre y temor, esa que parece vibrar y emitir un sonido bajo, que puede resonar y ensordecer, aquel día pasó...

Salí lleno con esperanza, en camioneta para comenzar mi nuevo trabajo, mientras incluso debía presentarme en otro, eso era un buen indicio, al punto que no había tiempo para ambos, pero mi descuido me llevó a quedar botado en el camino antes de estropear el vehículo por falta de ajustes, forzado a dejar mi ropa de presentación, pretendí arreglar lo que aún no sé arreglar, mi camioneta, terminando en manos de un par de mecánicos que se llevaron parte del problema y todo mi dinero...

Quedé sin ni un cuesco, y con las pocas monedas que sobraron termine el viaje a casa, me presenté igual a mi entrevista y al siguiente día fui a trabajar donde estoy actualmente, pero casi no llego a la cita con mi profesor del cual dependía para terminar un ramo de aquellos, lo bueno es que pasó, pero terminé desmoralizado y solo supe caer a mi cama destruido, pensando que este día es un día para olvidar...

Quizá, solo este mirando de muy cerca y este día marque mi nuevo horizonte...

martes, 20 de diciembre de 2011

La Casa en el Árbol.

Un grupo de amigos del colegio nos juntamos después del viejo horario escolar, cuando salíamos a las 12:45, esto fue en el año 93' o 94' D.C. jajaja!
Habíamos construido una casa en el árbol, estaba frente a mi casa y los vecinos hacían fila para poder entrar, pero la puerta tenía una clave, pese a nuestros cortos 11 años, supimos bloquear el acceso con un sistema de tapa con presión y giro, ya ni recuerdo como lo logramos, pero nadie pudo entrar sin nuestra autorización.
Recuerdo haber pasado una noche cuidando que no fuera destruida por esos enemigos del barrio, por culpa de esta disposición de acceso, fue una odisea.
En una oportunidad, un día X, nos juntamos a contar historias de terror y cuando la historia nos tenía a todos asustados, un gran viento arrancó el techo de ramas y cartón y nos dejo paralizados, lo único que recuerdo es que no usamos la escalera, saltamos desde los 4 metros de altura sin vacilar, cayendo como fuera y escondiéndose en la casa.
Luego de eso no recuerdo haberla usado más, luego crecimos y aún quedan unos clavos en aquel árbol...