jueves, 11 de agosto de 2016

De cortas nada y a quien le importa!

Prometerse escribir para desahogar el alma es un ejercicio que solo tendrá efecto una vez que vuelva a leer lo escrito. Independiente de que cada ser humano pase y visite estas palabras solo repercuten en uno mismo, no por el valor de la palabra, la sintaxis o la enarbolación del texto, si no porque marcan el hecho, solo un punto de la recta que queremos dibujar para leer nuestra alma cuando podamos verla a la distancia, aunque ya no sirva detenernos a mirar el después y si lo hacemos antes nos dejará sin la experiencia de aprender, debemos confiar en cada paso que damos y que la historia se escriba, yo solo haré una copia de lo que ya escribí en mis acciones.

Historias cortas no existen! son capítulos, eso sería más justo, y para quienes comparten un hecho, bueno es recordarlo a menudo, la razón de la cual compartimos un tramo del recorrido juntos.

Nota, escribe para recordar.

miércoles, 13 de julio de 2016

El Clan del Terror

Era uno de esos viajes que comienza con una invitación de un amigo, de un gran amigo, habíamos pasado por varias experiencias y viajes, no recuerdo ahora el momento exacto ni en que plan me encontraba, ahora lo recuerdo y no me voy a detener en esos detalles, pero trabajaba hacía un tiempo ya en la misma Universidad en la que estudiaba, me había ganado el respeto haste de mis profesores y docentes de la Universidad, yo solo un día fui a postular a un cargo y el coordinador de mi jornada me incentivó a que yo debía tomar esa plaza en la casa central, hice cuanto sé hacer, y al poco tiempo tenía el cariño y respeto de mis colegas, la consideración y confianza de mis superiores, fui dueño de casa en aquella Universidad, jugué de local por mucho tiempo, aunque siempre supe que eso llegaría a su final.

Pues bien, me encontraba en esa dinámica, en esa burbuja de tiempo y espacio, al punto de sentir que ya no estaba en el camino a construir y ayudar a nadie más que a mi mismo, una situación que a menudo me intoxica, gracias a la ayuda de mis amigos y una invitación al Sur, emprendimos el nuevo viaje a tierras de soberanía Mapuche, con la Universidad de Valparaiso, yo había solicitado las 2 semanas de vacaciones que duraban los Trabajos Voluntarios, pero con la simpatía de mi jefe esa oportunidad había sido truncada a una semana solamente, aún así viajé, y tuve que volver ese mismo fin de semana, pasé más hora sen el bus que en el Sur, pero tendría su propósito.

Iniciamos el viaje tarde y gracias a ello no recuerdo como fue que cumplí con el horario, creo que fue mérito de mi compadre, vimos a familias despedirse de sus jóvenes hijos rumbo a la aventura de compartir y colaborar con las comunidades mapuches de padre las Casas Nilquilco, en Temuco. Yo no conocía a nadie más que mi compadre, pero el conocía a un par de los cuales recibió la invitación, fuimos con motivos filantrópicos y otros motivos también, era un viaje de noche que salía de Santiago, era un par de buses de arriendo para Universidades, nada muy elegante pagado con los recursos de una federación de estudiantes, que privilegió la compra de materiales para los trabajos que haríamos por sobre el bienestar de los que viajabamos, nada muy irregular, acostumbrados a menos o más sin importar nos embarcamos en la travesía, el chofer nos dió la posibilidad de fumar en la cabina y creo que no me moví de ese lugar todo el viaje. me gusta la carretera de noche, compartí conversación y humo con varios durante horas, a cambio del panorama al interior del bus que era solo dormir, para mi era un viaje de ida y vuelta en 2 días y no iba a perder el tiempo durmiendo. pasé horas esperando ver lluvia en el camino, pero agoté mis energías en la espera, fue momento de ir a descansar, no fue mucho el tiempo que pasó hasta que llegáramos al lugar de las lluvias, no me preocupó del todo era más importante descansar para continuar la velada a la mañana siguiente, entre esas conversaciones de la cabina salió una voluntaria comentando que el bus con la lluvia había perdido las luces y el limpia parabrisas no funcionaba, eso me puso en alerta y en pocos minutos ya eramos muchos los que decidimos detener el viaje, era una pausa necesaria, para ir al baño, estirar las piernas y conversar con gente del otro bus, nos enteramos que las 2 máquinas tenían averías similares y faltaba poco de 90 minutos para que amaneciera y fuera posible continuar el viaje, hicimos lo correcto, paramos a esperar el amanecer, para quedar pegados en un tremendo taco de 2 kilómetros, cuando nos enteramos de la razón del incidente, descubrimos que nuestra decisión había sido acertada y oportuna, hubo un gran accidente a causa de la lluvia y la baja visibilidad, del cual safamos divinamente.

El itinerario se había retrasado por tales acontecimientos, y llegamos a explorar y distribuir los espacios que utilizaríamos, era un día de lluvia al cual aún no estábamos acostumbrados, casi puedo comenzar a recordar las palabras y caras de aquellos que compartimos ese día, para mi fueron horas antes de abordar el bus de regresa a Santiago. El plan era simple conocer con quien trabajaríamos y despedirme de mi compadre durante 5 días de trabajo, pero con la promesa de volver el sábado antes del carrete. Aproveché de conocer el lugar y la manera de volver a Nilquilco, de hecho viajé con el Alcalde hasta el terminal, tomé un bus y conocí a una joven quien como historia de viaje terminamos acurrucando mi cabeza en sus piernas, no pasó a más, pero fue una muy buena experiencia.
Esa semana desconocí las aventuras y problemas que ocurrieron a este grupo de voluntarios, yo volvía con mis papeles impecables, intachable, libre de polvo y paja, aunque mi compadre ya estuviera negro por sus acciones insubordinadas, él tenía mucho que aportar, pero poco que seguir de quienes no le aporten, es mi compadre, yo lo conozco y lo quiero tal cual, es un gran hombre pese a lo que puedan o quieran decir.

No fui capaz de viajar a la hora acordada, no recuerdo que hice para poder salir de Santiago un fin de semana en verano a última hora, tomé el bus que me servía, pero confié equívocamente en una línea de buses azul, falta de experiencia, ingenuidad, sabrá Dios. Cientos de kilómetros y varias horas de más se alargaba mi eterno viaje, en una maniobra sentí que un olor a caucho salía del aire, a continuación dos explosiones y mi viaje se truncaba antes de Parral, faltaban horas y cientos de kilómetros y más encima el servicio de bus no tenía buena atención en ruta, esperamos hasta que llegó otro bus y continuamos el viaje a Temuco, pasaban de las 3 de la madrugada cuando arribamos al rodoviario, mi compadre preocupado proporcionalmente a la cantidad de alcohol que se metía en su sangre y avanzaba la hora, decidí caminar a Padre las Casas, me hicieron muchas advertencias, no hice caso a ninguna, yo sabía caminar con mochila en la espalda, 3 horas por carretera y caminos interiores solo interrumpidos por las llamadas de mi compadre y sus colegas de carrete el famoso Clan del Terror, no me podía imaginar a esas alturas de que clase de Grupo se había armado Mauricio mi compadre, amenazaron varias veces con ir a mi encuentro lo hicieron después de muchas discusiones telefónicas en contra, pero luego de caminar 1 hora aproximadamente se detuvieron a descansar en el pasto a las 4:30 de la Madrugada, fue allí que los encontré cansados pero full motivados, cómo podrían embarcarse en tal viaje 6 desconocidos? a buscar a quien sabe quien que era compadre de este otro wn, era ilógico hasta para un par de ebrios, pero ahí estaban en el pasto sentados Mauricio, Cristobal, Daniel, Pedro, Hans y Andro, solo un par en sus cabales el resto fatigados de alcohol y caminar, con pocas ganas de seguir para volver, yo por mi parte venía a trote, motivado como mi primer día de vacaciones con tanto por delante y tantos proyectos que significaban estos trabajos voluntarios, llegamos pasadas las 6:30 de la mañana y nos esperaba un encargado de la federación de estudiantes, preocupados por quienes habían salido, pero ya era muy tarde para reproches, ya estábamos de vuelta y yo con las pilas aún cargadas.

Creo que en menos de una hora de desaparecer, volví a aparecer haciendo lo que mejor sabía hacer cuando llegaba a un voluntariado, ordenar y limpiar, cambiar las reglas desde la colaboración, hacer lo que se necesita para el beneficio propio y de los colegas, habilitar el espacio de trabajo, de comida de descanso, llegué como siempre, como incluso me esperaban, llegué tomando el timón de algunas cosas. Antes de volver en mi primera visita ya había conversado y conocido a una de las encargadas de los trabajos voluntarios, a Barbara quien me decía que sería ideal que me quedara y administrara el trabajo de construcción de los trabajos, inédito para mi que recién me venía sumando, pero llegué a cobrar la palabra, yo venía a trabajar pero era domingo de descanso, sirvió para conocer a mis compañeros de pieza, la pieza 4 ó P4 como le llamábamos en ese entonces, éramos 15 personas muy distintas unidas en un solo plan, ser los renegados del Voluntariado, los que carreteaban por las tardes, y los que trabajaban de día, nos unimos rápidamente o la verdad yo me adapté rápidamente a su dinámica no eran muy distintos a mi y logré ganar un Grupo de amigos que lleva años de muy buena relación, anécdotas y cariño. Quisiera puntualiza en cada uno pero voy a a dejar esta historia inconclusa pues son las 4 de la Madrugada otra vez, y el show mañana debe continuar, prometo proseguir la historia, escribir trae ea mi mente bellos recuerdos que quiero expresar y compartir, dejar plasmados más allá dela memoria, porque son días que no volverán y fueron vividos a concho.