jueves, 22 de agosto de 2013

La Cumbre.

Voy camino a la cumbre del Parque Nacional La Campana, necesité hacer otra pausa en el ascenso para escribir porque no tiene sentido solo subir, llevo mil recuerdos en cada paso que doy, aquellas personas y sus historias vienen a mi mente mientras avanzo y contemplo la magnitud del lugar...

Elegí subir por un camino de rocas firmes en el tramo final a la cumbre, necesité el contacto con la roca. Me senté en mitad del parque a apreciar lo mismo que veré sin duda desde la cumbre, porque ahora estoy aquí...

Tuve la necesidad incipiente de sentir todo, el contacto de mis manos ásperas con la piedra desnuda, de sentir su temperatura cerca de la cima en una tarde de sol...

En el recorrido a la cumbre, tuve la oportunidad de contemplar un árbol, se vino a mi mente que quizá hasta cuando exista o cuando lo vuelva a ver, necesité explicarle que lo aprecio, necesité poner mi mano en su corteza...

Siento un contacto con la naturaleza que irrevocablemente es divino, me hace apreciar la perfecta creación a nuestro alrededor...

Escucho el volar de insectos, pájaros y las voces de aquellos que suben o bajan por el camino, todos con sus vidas a cuesta, con sus objetivos e intereses de estar aquí hoy...

Mi temperatura comienza a bajar porque llevo mi espalda aún mojada desde el último encuentro con una vertiente, y yo debo dejar mis lineas y seguir subiendo para alcanzar a mis compañeros que ya subieron, no sé si entenderán mi demora, no conozco sus metas, ni mucho de sus vidas, solo sé que compartimos este sendero...

Tengo demasiada hambre, son casi las tres de la tarde, siento esta necesidad egoísta de alimentarme, pero sé que debo esperar para compartir ese momento con aquellos que me esperan más arriba...


domingo, 4 de agosto de 2013

La Caleta

Un viaje que no planifiqué, nunca supe cuantas horas duraba hasta que descendimos del bus a una tierra rojiza de sol, piedras, zorros y camanchaca...

El desafío característico de un grupo en condiciones adversas, algo fácil de escribir, pero imposible de explicar con palabras, ese lenguaje de las emociones y sentimientos que solo puede expresarse en el contacto, con saludos, juegos, canciones, abrazos, miradas y risas...

Tal canción del 7° de linea, la labor nos llevo a avanzar cada día entre sudor y sed, con la recompensa de un manto de estrellas y una potente luna que nos visitaba de noche en vez, nuestros ojos no debían cerrarse, pero seguir en pie no era prudente, debimos extender las tardes, los círculos y nuestras linternas...

Ahora que solo resuena el eco de nuestras almas unísonas en Pan de Azúcar, la geografía de nuestra tierra nos separa, estando en medio de aquella Caleta de soñadores, cuando entendimos que fuimos bendecidos de comer en la misma mesa, tenemos que seguir adelante cargando las esperanzas de aquellos que se grabaron en nuestro corazón...

No sé si esta historia corresponda a algún libro, quisiera pensar que solo es un capítulo después de tantos otros que vendrán, hay tanto aún por contar, tanto por hacer, tanta gente aún que estará en el camino, que mi actitud frente a, seguir adelante aumenta cada vez más, porque sé que  su amor viaja conmigo...

Porque sé que nos veremos más adelante en el camino...