domingo, 4 de agosto de 2013

La Caleta

Un viaje que no planifiqué, nunca supe cuantas horas duraba hasta que descendimos del bus a una tierra rojiza de sol, piedras, zorros y camanchaca...

El desafío característico de un grupo en condiciones adversas, algo fácil de escribir, pero imposible de explicar con palabras, ese lenguaje de las emociones y sentimientos que solo puede expresarse en el contacto, con saludos, juegos, canciones, abrazos, miradas y risas...

Tal canción del 7° de linea, la labor nos llevo a avanzar cada día entre sudor y sed, con la recompensa de un manto de estrellas y una potente luna que nos visitaba de noche en vez, nuestros ojos no debían cerrarse, pero seguir en pie no era prudente, debimos extender las tardes, los círculos y nuestras linternas...

Ahora que solo resuena el eco de nuestras almas unísonas en Pan de Azúcar, la geografía de nuestra tierra nos separa, estando en medio de aquella Caleta de soñadores, cuando entendimos que fuimos bendecidos de comer en la misma mesa, tenemos que seguir adelante cargando las esperanzas de aquellos que se grabaron en nuestro corazón...

No sé si esta historia corresponda a algún libro, quisiera pensar que solo es un capítulo después de tantos otros que vendrán, hay tanto aún por contar, tanto por hacer, tanta gente aún que estará en el camino, que mi actitud frente a, seguir adelante aumenta cada vez más, porque sé que  su amor viaja conmigo...

Porque sé que nos veremos más adelante en el camino...

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