martes, 27 de octubre de 2015

De Cuzco a Machu Picchu

Luego de la fiesta en la primera noche en Cuzco, donde el Alcohol era demasiado barato (bajo costo), me emborraché, era obvio no había comido bien, no estaba acostumbrado a la altura y presumí de poder soportar el primer día sin aclimatarme, terminé sentado al lado de un lavamanos en el baño de hombres, y llegó un tipo junto al dueño del local a asistirme, me hicieron jalar alcohol puro, ese para desinfectar heridas, yo solo quería dormir, me dejaron en un sofá cerca del baño y el dueño del local me dijo que me sacara todo lo de valor y lo guardara en un lugar seguro, poco pude guardar, billetera, reloj y caí rendido en el sofá, desperté al cabo de una hora aproximadamente, por la molestia que sentía de alguien que hurgaba en mis bolsillos, era un tipo que junto a otras personas estaban tratando de robarme, los increpé y a eso respondieron "esto es Perú, aquí hay necesidad", los insulté cuanto pude y revisé mis bolsillos, ya había perdido los cigarrillos y el encendedor de bencina, poco para mi irresponsabilidad. Ya repuesto caminé a la pista y busqué a mis amigos Vicho y su compadre, estaban acaramelados con dos jóvenes de no recuerdo la nacionalidad, o mejor no recordarlo, estaban más borrachos que yo, la diferencia es que yo ya había dormido, por la cercanía de la hostal de ellos nos quedamos allá, en la mañana yo solo quería ir a mi casa, recuerdo haberme duchado con ropa, porque andaba asqueroso, caminé con mi ropa mojada hasta la hostal en la mañana y la cara de mi grupo, lo decía todo, ya no éramos equipo, y tú te las arreglas solo, nunca dependí del todo de ellos, me cambié de ropa y creo que dormí un buen rato.

En la tarde recuerdo volver a salir por mi cuenta y buscar comunicarme con los del segundo Grupo, a través de correo email, no hubo respuesta aún, conversé con mis amigos de Santiago por la web, ya comenzaba a notar que este negocio no tenía ganancias, yo fui invitado por una de las niñas del Grupo, pero al no haber resultado ninguna relación entre nosotros, ella comenzó a vengarse por mi rechazo, se amistó con los dos pasajeros nuevos y comenzaron a hacerme el vacío, es la historia no escrita de todo el viaje, quizá la razón por la cual este viaje se transformó de un sueño a una pesadilla, solo por un amor no correspondido, yo venía saliendo de una relación que hasta el día de hoy ha sido la mayor y más dolorosa, era normal en mi no buscar tener compañía, pero eso no es lo que esta persona esperaba, me invitó con plan de conquista y al no resultar como lo había planeado, arremetió en mi contra, de un momento a otro me sentí solo y lo peor rechazado, si no estuviera ligado al viajar en equipo y con mayor seguridad de poder volver a casa, me habría desligado de ellos, pero seguí en la tortuosa relación equidistante.

Nos reunimos en la Plaza de Cuzco, aún tengo fotos de esos momentos, otra historia que le ocurrió a mis fotografías, una pérdida total, por no contar con la tecnología adecuada y problemas de capacidad en la memoria de mi cámara fotográfica, el asunto es que nos reunimos a decidir cuál sería el caminoa  seguir, Vicho y yo traíamos el plan que recopilamos la noche anterior, un plan demasiado económico como creíble, lo descartaron con escusas solo por que lo propusimos nosotros, o porque parecía mi idea, tuve que aceptar y no lo lamento tanto, el plan donde pagaríamos por viajar en combis, de Cuzco a Urubamba en un furgón arrendado, luego a Ollantaytambo y luego a Sta María para llegar a la Hidroeléctrica, un viaje que nos dejaría más lejos de Aguas Calientes pero que significaba caminar menos 3 horas aproximadamente, era el camino de la muerte, en ese tiempo había muchos derrumbes en el lugar y de hecho nos topamos con 3 de ellos, arriesgamos la vida en esos caminos, y José uno de los choferes de una de las combis que viajamos nos dejó viajar sobre el techo, de seguridad ni hablar, sería más fácil saltar del techo que rodar cerro abajo si nos desbarrancábamos, era una solución poco ortodoxa. No fue el mejor precio, pero el paisaje pagaba todo, recuerdo haber salido al techo solo por no soportar el olor de un pasajero, cosas que suceden, pero viajar por la selva en el techo de una combi, será la mejor imagen del viaje por lejos, recuerdo las hojas de palmera sobre nuestras cabezas, por la selva de Perú, el aroma a mangos y la lluvia tropical sobre nosotros, fue una experiencia mágica, previo a salir se reunió una cuota de dinero para la compra de alimentos, en la cual todos participamos.

Una vez que llegamos a Hidroeléctrica una cascada enorme que caía de lo alto, marcaba la dirección a Machu Picchu, solo había que seguir la línea férrea, esa misma que nos habló el Chileno en la fiesta, esa misma que el Grupo no quiso acceder por miedo a ser secuestrados, esa que nunca significó un peligro, en nuestra caminata tomamos fotos alucinantes de vegetación y puentes, de lugares donde las mariposas dormían y podíamos tomarlas en la mano, imágenes que hoy solo están en mi memoria. Luego de caminar 3 horas llegamos a Aguas Calientes y comenzamos la búsqueda de una residencial o hospedaje, encontré un buen lugar pero como todas las decisiones, ya no pasaban por mí, yo solo era un estorbo para el grupo, eso sentía, mientras buscaba lugar para conocer y recorrer, además de establecer comunicación con el equipo que estaba a un día tras de nosotros, ese día fuimos al mercado a realizar las compras para almorzar en la cumbre de Machu Picchu al día siguiente, mi error no haber hecho cambio de todo mi dinero a tiempo, la tasa de cambio en Aguas Calientes bajaba a casi la mitad del valor del peso, en referencia de 60 soles a 35 por el mismo dinero Chileno, eso fue a empeorar aún más mi condición, llamé a mi casa y pedí un depósito un préstamo, pero solo podía cobrarlo de vuelta en Cuzco, es decir ahí en ese pueblo estaba a merced de mis acompañantes, las personas que viajaban conmigo, incluso quien me había invitado, tenían los medios para prestarme apoyo, pero me lo negaron y de verdad se los pedí a cada uno, uno de ellos, aquel pasajero que se había sumado en el camino, me prestó de buena fe dinero en dolares y pude hacer un mejor cambio, pero cuando quise a portar al monto de la alimentación me dijeron que eso lo habíamos cubierto con el aporte al emprender el viaje desde Cuzco, que no debía nada, me quedé tranquilo con aquellos palabras de Álvaro creo que era su nombre, pololo de Romina, uno que viajaba desde Iquique con nosotros y el poco refugio que tenía aparte de Vicho.

Aquella noche debíamos acostarnos temprano, y por más que habíamos hablado de caminar hasta la cumbre, nuevamente el Grupo que me jugó siempre en contra, se había encargado de desbaratar cualquier plan de caminar en la mañana, ellos tomarían bus, técnicamente lo que ocurría es que según el relato del Chileno que conocimos en el balcón la noche de fiesta en Cuzco, podíamos subir las escaleras desde Aguas Calientes a Machu Picchu, en 45 minutos, eso lo conversamos con todos los hombres del Grupo que estábamos ese día allá, pero luego de la intervención de la cofradía en mi contra, esparcieron otro rumor, muy parecido al que usaron para descartar el viaje en bus por Urubamba, en esa ocasión dijeron que caminar por las vías del tren no era seguro, sino que podíamos ser secuestrados, en esta ocasión para no caminar las escaleras a Machu Picchu, inventaron que al cerro Waina Picchu, ese del que se ven todas las ruinas, solo podían entrar las primeros 200 personas que llegaran, de lo cual no era cierto, pero nadie lo podría comprobar.

Esa Noche salí a conocer la cuidad de noche, yo soy un noctámbulo y en la noche y en una ciudad 100% turística hay mucho movimiento, llegué tarde a la hostal cerca de las 23:00 hrs, y ya estaba cerrado, me dejaron afuera, estuve gritando por un largo tiempo hasta que logré despertar a alguien que no conocía que me abrió la puerta, me acosté y la mañana siguiente fuimos hasta la hostal donde alojaban los mujeres y tomamos desayuno, como la mayoría viajaba en bus se fueron retirando de a poco para abordar el bus que los haría llegar dentro de las primeros 200 personas que entrarían a Waina Picchu, yo en cambio iría a pie, solo, ya nadie viajaba conmigo, daba igual, pero yo necesitaba resolver el pago de la entrada en el recinto, los Adultos pagábamos 20 mil pesos o 40 dólares y los estudiantes la mitad, yo era estudiante, pero no tenía ningún documento que lo acreditara, eso significaba perder gran suma de dinero y tendría que enfrentarlo solo. Como ya me encontraba.

Es la parte del viaje más oscura y ala vez liberadora, recuerdo caminar por las escaleras pensando y hablando solo, pensando en aquellas personas con las que podría compartir esa caminata, aquel viaje memorable, pero que solo tendría que relatar alguna vez, en 40 minutos llegué arriba a la puerta de Machu Picchu, por fin estaba donde siempre quise llegar y ahora tenía que convencer al portero que yo era estudiante, todo por no tener una buena tasa de cambio, todo por el maldito dinero. En mi cabeza urdía cientos de planes para solucionar aquel problema, como esperar al segundo Grupo, ese que venía detrás a un día nuestro, pero que no sabíamos si llegarían, pues justo ese día había un paro nacional de transporte, peor aún para mis planes, en el relato de aquel amigo Chileno, en el aquel balcón, recuerdo aún que habló de una alternativa para entrar, y una vez que fracasé en mi intento por pagar la mitad, la verdad no me alcanzaba el dinero. Una parte que me había saltado la más dura, fue al desayuno, cuando una de las integrantes del Grupo, me dijo que yo no estaba considerado en la alimentación del día, que a las 5:45 de la madrugada tendría que buscar donde comprar algo de comer, era imposible y Álvaro, que me había dicho lo contrario ya se había ido a tomar el bus esa mañana, nadie podría aclarar esa situación, ya no importaba, yo sobraba hace días en esa Grupo, fue duro, mi caminata de ascenso fue un karma de liberación, un desconectarme definitivamente de ellos, ya nada importaba, volviendo al poder ingresar al recinto, decidí probar por esa vía alternativa para ingresar sin pagar, y terminé escalando un muro de piedra sin retorno, en mitad del muro me detuve a admirar el espectáculo si caía desde esa altura, y temí por mi vida y pensé que ya nada valía la pena, lo mi vida era importante, que solo debía desistir de entrar a Machu, que tomaba mis maletas y volvía al único lugar que conocía, al lugar donde me sentía seguro, donde la gente me quería con ellos, mi casa.

Esta es la historia que me duele contar, cuando bajé de aquel muro, solo supe llorar y caminar, era la peor tragedia que conocía, que hacía yo allá, tan lejos de mi mundo, por qué, me senté a pensar que incluso Dios me había abandonado, que quizá estaba en tierra de otros Dioses, que mi Dios no llegaba ahí, caminado hacia abajo, de vuelta a Aguas Calientes, una vez que desistí de entrar a Machu, solo pensaba en caminar de regreso a Casa, encontré a un guía turístico a quien conté toda esta historia quizá más extensa que estos relatos, y quien me escuchó atentamente, al oír todo lo que estaba guardado dentro de mi angustia me dijo, que ya estaba ahí, que tomara uno de mis planes para volver a intentarlo mañana, que estar a los pies de tal maravilla no podía ser despreciado por muy mala que fuera la historia. Así que sequé mis lágrimas y caminé hasta la residencial que dormía, recuerdo que era muy temprano aún pero para mi el día se había acabado, no quería estar ahí, así que me tapé con la frazada y dormí hasta que cayó la noche.

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