martes, 13 de octubre de 2015

Otra vez el Norte...

En la historia anterior comentaba las circunstancias que me trajeron al Norte de Chile, en esta historia voy a contar que ocurrió en el vecino país Perú, camino a Machu Pichu.

Lo primero que hicimos fue despedir a todos los que se iban de vuelta a Santiago, luego retomamos el camino al colegio y nos quedamos por última vez ahí, en ese momento se incorporaron varias personas que serían compañeros de viaje.

La mañana siguiente iniciamos un tour a Pica, por que estaba cerca y todo el Grupo iba a asistir, creo que desde ese momento comencé a participar colectivamente de las decisiones, de todas maneras al terminar el tour, algunos amigos siguieron otros rumbos. Pica también fue una anécdota aparte pero no haré hincapié aún en ella, quizá más adelante o es historia de otro análisis más particular.

Una vez de vuelta en Iquique Glorioso, tomamos bus a Arica y amanecimos en la frontera con Perú, para cruzar la frontera era mejor tomar un colectivo o un taxi, por que demoraba menos en el control de aduana y no variaba mucho el valor, el control de Aduana en Tacna no era para nada exigente, salir de Chile por primera vez no fue la gran cosa, pero fue salir de Chile de todas maneras! jajaja. Luego de llegar a Tacna el único lugar que visité fue el terminal de buses, nada era bonita comparado con las demás ciudades que conocía, al comprar los boletos de bus nos tuvimos que volver a separar en dos grupos, debido a la capacidad de asientos, era como seguir despedazando los lazos que formamos en Iquique, cada día que pasaba nos separábamos de los rostros que ya eran costumbre, por quienes sentíamos cariño, quizá no me acostumbraba todavía, era falta de costumbre.

Recuerdo que el primer pasajero que se nos unión al grupo fue el Vicho, estábamos en las casas de cambio, justamente cambiando de moneda de pesos a soles, era justo antes de comprar los pasajes a Arequipa y todavía no confiábamos tanto en los extranjeros, Vicho era Chileno, pero eso no le daba más ventaja que cualquier desconocido, pero notamos que él tenía el mismo temor hacia nosotros, así que simplemente empatizamos.

El viaje a Arequipa no estuvo excepto de controversias, primero el auxiliar del bus nos grabó los rostros y una señora muy preocupada lo increpó que con que derecho hacía eso, grabarnos sin consentimiento, el auxiliar del bus le respondió "que es para identificarlos, en caso que fuéramos secuestrados....todos quedamos en silencio...
Además de esto junto a nosotros viajaban aborígenes cargados de bolsas de ropa, y en la noche el bus paró en pleno desierto para que se bajara un pasajero, en medio de la nada, todo parecía tétrico, considerando que nos habían hablado de los secuestros y relación del narco tráfico en el norte. Creo ninguno de nosotros pudo pegar un ojo esa noche. A la mañana siguiente nos detuvimos un portal aduanero y la policía bajó a varias personas, a quienes sin explicación les habrían las bolsas violentamente, sobre todo este trato fue contra los habitantes de Perú, contra nosotros no hubo nada y de eso no me quejo, pero me impactó sin lugar a duda, era como un trato discriminatorio a la misma gente del lugar, luego nos tocó pasar por la aduana y resultó casi ridículo, no nos revisaron nada ni bolsos ni la identidad, eso nos hacía dudar que volveríamos a casa, fue un poco escalofriante.

Cuando por fin llegamos a Arequipa luego de viajar toda la noche, el clima era distinto, había un poco de seguridad en las calles, tranquilidad, no había temor, la gente no se discriminaba evidentemente y fuimos a comer a un restaurante, donde servían pizza a la piedra, exquisita, parece que comer pizza es común en mis viajes (esa es otra historia), y obviamente perdimos toda comunicación con el grupo que venía en el otro bus, nuestros teléfonos no funcionaban por esos tiempos en cualquier lugar, así que hicimos lo que estaba a nuestro alcance por comunicarnos con ellos y no recibimos respuesta alguna, pasadas unas horas en el restaurante, donde recuerdo que aún se podía fumar adentro, esos son solo recuerdos ahora, llegaron justamente nuestros amigos al local, solo pasaban por fuera entre preocupados por encontrarnos y buscando donde comer, el reencuentro fue casi una celebración, ellos se alojaron en otro lugar, ya habíamos iniciado caminos aparte, sin quererlo y no volveríamos a compartir lo que quedaba del viaje.

La mañana siguiente en Arequipa aprovechamos de recorrer el lugar, conocer un poco de esta hermosa ciudad, con una mezcla de historia precolombina, conquista española y un poco de barrio comercial, una ciudad de encanto turístico pero con un matiz de suburbio urbano. Un poco del reflejo de la vida cotidiana de nuestra humanidad.

Cuando decidimos continuar el viaje a Cuzco, el segundo grupo ya no se nos uniría nunca más, por que 2 de ellos se habían intoxicado comiendo no sé que comida, pero eso significaba para ellos quedarse un día más en Arequipa, lujo del que no todos podíamos gozar, ya que nuestros planes se movían en bloque, procurando no mal gastar los recursos y llegar a nuestro destino y quedar con el dinero suficiente para volver a casa, yo no era independiente aún, temía no saber administrar el dinero y no saber llegar a destino por mis medios.

Partimos a Cuzco no recuerdo a que hora, pero casi siempre viajamos de noche para dormir y viajar a la vez y ahorrar el servicio de hospedaje, aunque nunca pudimos conservar el sueño idealmente, los recorridos eran largos por montañas que a veces pensamos que el camino llegaba a su fin, increíbles montañas y un paisaje que iba cambiando de Desierto, Salar a Selva, llegamos justamente una mañana a Cuzco y ya se nos habían sumado dos personajes más al Grupo, del primer grupo que salimos de Tacna ya sumábamos a 3 personas que no habíamos visto antes, siempre todos en la misma onda, llegar a Machu Pichu lo antes posible y disfrutar el viaje.

Recuerdo que nuestros desayunos y almuerzos los realizábamos en el Mercado de la ciudad que estuviéramos, debido a que allí encontrábamos buen menú y a bajo costo, recorrimos plazas, calles y centros turísticos, Perú guarda una mentalidad turística muy diferente a la nuestra, ya que en Cuzco no éramos Chilenos daba lo mismo nuestra nacionalidad, no había discriminación ni conflictos bélicos asociados, solo éramos turistas y nos trataron muy bien.

Nos fuimos a alojar a un lugar que podría recomendar "La Casa de mi Abuelo", entretenido el nombre y era como estar en casa, en el camino todos prometían aprovechar el tiempo una vez arribáramos en tierra firme, pero la verdad es que la puna se encargó de separarnos una vez más, solamente Vicho y Yo fuimos capaces de abandonar la pensión e ir en busca de nuestro 4 pasajero que ya estaba en Cuzco, no me acuerdo de su nombre, pero estaba alojado cerca de la plaza de Cuzco, muy buena ubicación para alojar, para cuando regresé a la Hostal todos iban de salida y quedamos de encontrarnos en la plaza al atardecer, para comparar las ofertas turísticas disponibles, nosotros con Vicho hicimos nuestro trabajo y encontramos un plan muy económico para viajar a Machu Pichu.

Recuerdo que nuestra primera noche en Cuzco salimos a bailar y otra vez no todos podían con la Puna, por si alguien no sabe que significa Puna, es la insuficiencia de hemoglobina para captar el oxigeno, pero eso da igual, el tema es que salimos Vicente su amigo y yo a carretear la primera noche, las anécdotas son casi de otra larga historia, recuerdo que caminábamos de un local a otro donde solo podíamos entrar extranjeros, era absurdo, pero era así, y justo frente a la plaza pasaba un grupo de Chilenos, no reconocí a nadie, pero unos metros más adelante se voltea una joven y grita mi nombre...Una amiga en tan lejano lugar, genial, lamentablemente solo nos saludamos, otra historia.

Luego dentro de uno de los locales donde el alcohol era demasiado barato, tomamos y bailamos, con brasileñas, francesas, argentinas, etc, y por el calor que hacía salimos al balcón, ahí había mucha gente conversando y fumando, entablamos conversación con un joven que era Chileno y nos dio toda la ruta a Machu Pichu con lujo de detalle, y resultó que en el balcón habíamos solo Chilenos y gritamos nuestra arenga nacional, C-H-I, sí en Cuzco, frente a la Plaza principal, a la vista de los transeúntes que nos miraban, quizá que pensaran.

Se que es larga la historia, creo que por hoy llegaré hasta aquí, es increíble todo lo que puedo recordar contando la historia. Pero hay más, en serio bastante más. Saludos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario